miércoles, 10 de octubre de 2007

Alcoholismo juvenil

¿Qué es?

La Organización Mundial de la Salud dice que el alcoholismo es una enfermedad y requiere tratamiento porque, de lo contrario, puede llevar a la muerte.

Esta enfermedad tiene un gran componente genético ya que hay cuatro veces más probabilidad de desarrollarla cuando se tienen antecedentes de alcoholismo en la familia. Esto no quiere decir que está libre de la enfermedad si en su familia no hay casos.

Además de la predisposición genética, el alcoholismo se presenta en personas con perfiles sicológicos propensos a caer en ella.

Según un estudio realizado por la firma Analizar para la Fundación Rafael Pombo y Radda Barnen (organismo internacional con sede en Suecia), 35 por ciento de los jóvenes que beben comenzó a hacerlo antes de los 12 años. Ellos consumen licor desde muy temprana edad, sin importar la clase social.

Según la encuesta, el 43,8 por ciento de los jóvenes comenzó a beber en celebraciones familiares, otros con sus amigos (41,8 por ciento), fiestas del colegio (7,6 por ciento) y en discotecas (2,5 por ciento).

Aquí surge un grave problema: son los propios padres los primeros en cultivar el alcoholismo entre los hijos. Pero también, los jóvenes toman por muchas otras razones, inclusive por problemas personales como el maltrato infantil, el abuso sexual, el abandono de sus padres, por llevar la contraria, porque no se sienten bien consigo mismos, por curiosidad, y por imitación.

Según los expertos, entre más temprana es la edad del joven, mayores son las secuelas que le puede dejar el uso del alcohol. Se bloquea el proceso de crecimiento y desarrollo físico y psicológico.

Un joven tiene inmadurez y menos capacidad metabólica por lo que se emborracha más rápido y las secuelas físicas y emocionales son mayores.

¿Qué hacer?

Antes de que empiecen a beber Para que no se presente consumo en los jóvenes, hay que dejar de beber de manera desordenada y excesiva en la propia familia. Si usted consume licor, ¿cómo le dice a los demás que no lo hagan?

Si usted le dice a su hijo que no beba porque es malo, él va a tener otras interpretaciones pues ve que usted toma cuando está triste, feliz, solo o acompañado.
Trate de ritualizar el consumo de licor. Esto quiere decir, dejar la bebida para ocasiones realmente especiales y poco frecuentes.

Si vive en un hogar en el cual se consume con regularidad el alcohol o usted sabe que abusa con el licor piense que está generando posibles conductas imitativas en sus hijos.

Hábleles a sus hijos sobre el alcohol y sus problemas.

Si evita el tema, va a lograr que sus hijos se interesen más en él.
Eduque a sus hijos con criterios valorativos.

Gane la confianza de sus hijos.

Permítales expresar su inconformidad, sus temores, sus frustraciones.

Promueva actitudes de respeto y autocuidado.

Haga fiestas sin licor.

Si en su casa es costumbre beber licor y si además tiene un hijo inseguro, aislado, poco comunicativo, si no es alegre, si tiene baja autoestima es importante que se le acerque. Su hijo puede tener problemas y, en un momento dado, buscar el alcohol como un refugio.

Si a esto se suma que en el hogar el alcohol juega un papel importante, con mayor razón debe estar pendiente de él y ayudarle.

Consecuencias

Dependiendo de la edad del joven, se producen alteraciones en el desarrollo de la personalidad, básicamente una tendencia a las conductas compulsivas, cierto nivel de mal desarrollo emocional dado por la presencia de frecuentes depresiones y de angustia.

El adolescente tiene problemas neuronales, pues el alcohol afecta esa parte del sistema nerviosos que no es recuperable; ve afectada su parte social, hay deserción escolar, mala relación con los padres y con su familia.

Los daños de un bebedor juvenil son peores que los de un adulto, porque está en periodo de formación.

¿Qué dice la Biblia acerca de consumir alcohol / vino?

Respuesta: Varios versículos animan a la gente a mantenerse alejados del alcohol (Levítico 10:9; Números 6:3; Deuteronomio 14:26; 29:6; Jueces 13:4, 7, 14; 1ª Samuel 1:15; Proverbios 20:1; 31:4,6; Isaías 5:11, 22; 24:9; 28:7; 29:9; 56:12; Miqueas 2:11; Lucas 1:15). Sin embargo, la Escritura no necesariamente prohíbe a un cristiano beber cerveza, vino, o cualquier otra bebida que contenga alcohol. Los cristianos están llamados a evitar la embriaguez (Efesios 5:18). La Biblia condena la embriaguez y sus efectos (Proverbios 23:29-35). Los cristianos no deben permitir que sus cuerpos sean “dominados” por cualquier cosa (1ª Corintios 6:12; 2ª Pedro 2:19). La Escritura también prohíbe a un cristiano hacer lo que quiera que pudiera ofender a otros cristianos, o a hacer cualquier cosa que pudiera animarlos a pecar contra su conciencia (1ª Corintios 8:9-13). A la luz de estos principios, sería extremadamente difícil para cualquier cristiano decir que está bebiendo alcohol para la gloria de Dios (1ª Corintios 10:31).

Jesús convirtió el agua en vino, probablemente bebía vino de vez en cuando (Juan 2:1-11; Mateo 26:29). En los tiempos del Nuevo Testamento, el agua no era muy limpia. Sin los esfuerzos de la instalación sanitaria moderna, el agua estaba llena de bacterias, virus, y todo tipo de contaminantes. Esta misma realidad se da hoy en día, en la mayoría de los países del tercer mundo.

Como resultado, la gente a menudo tomaba vino (o jugo de uva) porque era menos probable que estuviera contaminado. En 1ª Timoteo 5:23, Pablo daba a Timoteo instrucciones para que dejara de tomar agua (la cual probablemente era la causa de sus problemas estomacales), y que en su lugar bebiera vino. La palabra griega para vino en la Biblia, es la palabra más básica cotidiana. En esos días, el vino era fermentado, pero no al grado en que lo es hoy. Es incorrecto decir que era jugo de uva, pero también es incorrecto decir que era el mismo vino que se usa hoy en día.

Nuevamente, la Escritura no necesariamente prohíbe a los cristianos beber cerveza, vino o cualquier otra bebida que contenga alcohol. El alcohol no está, de por sí, contaminado por el pecado. Un cristiano más bien debería abstenerse en absoluto de la embriaguez y de la adicción al alcohol (Efesios 5:18; 1ª Corintios 6:12). La Biblia contiene principios, sin embargo se hace extremadamente difícil sostener que un cristiano que bebe alcohol, cualquiera sea la cantidad, agrade a Dios.

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